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  1. Jesús calma la tempestad. (Mr. 4.35-41; Lc. 8.22-25) 23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Él les dijo: ¿Por ...

  2. ¡No existe tempestad tan grande que impida el avance del Reino de Dios sobre esta tierra! Y de la misma manera, los planes asesinos de los judíos, que llevaron a Cristo a una cruz, tampoco podrían impedir que Dios completara su plan de salvación.

  3. 7 de mar. de 2015 · “Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!”.

  4. 24 Y de pronto se desató una gran tormenta en el mar, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido. 25 Y llegándose a El, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálva nos, que perecemos!…

  5. Jesús calma la tempestad. (Mt. 8.23-27; Lc. 8.22-25) 35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. 37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba ...

  6. 29 de dic. de 2023 · Cuando las tempestades de la tentación nos rodean y fulguran los fieros rayos y las olas nos cubren, batallamos solos con la tempestad, olvidándonos de que hay Uno que puede ayudarnos. Confiamos en nuestra propia fuerza hasta que perdemos nuestra esperanza y estamos a punto de perecer.

  7. el que calma el rugido de los mares, el estruendo de las olas, y el tumulto de los pueblos. Salmos 89:9 Tú dominas la soberbia del mar; cuando sus olas se levantan, tú las calmas.