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El expresionismo, como el arte de vanguardia en general, coincidió con tres aspectos fundamentales de la transición del siglo XIX al XX: El impacto de la "segunda revolución industrial" , fundada en la alianza entre conocimiento científico e innovación tecnológica.
El expresionismo surgió en la Alemania de entreguerras, sumergida en una crisis moral, política y económica que motivó una transformación de los lenguajes artísticos. Sus obras tenían contenido simbólico. Las obras expresionistas buscaban provocar o generar conmoción, inquietud e introspección.
El expresionismo fue un movimiento de vanguardia surgido en Alemania a principios del siglo XX, coincidiendo con el fauvismo francés, con el que tiene no pocos puntos en común (rechazo de la mímesis, colores violentos…)
Libertad de expresión: los escritores vanguardistas innovan y experimentan a través de sus obras, las cuales sirven como vía para expresarse libremente y romper con lo establecido por la tradición.
El Expresionismo fue un influyente movimiento artístico del siglo XX que buscaba expresar emociones profundas y estados de ánimo a través de la distorsión de la realidad. Sus artistas, como Edvard Munch y Egon Schiele, crearon obras poderosas y emotivas, desafiando las convenciones artísticas tradicionales y explorando la psicología humana.
Tanto en la literatura como en las artes, las vanguardias se caracterizaron por la disconformidad con la realidad y el estado del arte, el rupturismo, la experimentación, la originalidad, la libertad de expresión y la provocación. Veamos en qué consiste cada característica.
El expresionismo se desarrolló principalmente en Alemania, entre los años 1900 y 1925, a través de dos corrientes: Die Brucke (el puente) y Der Blaue Reiter (el jinete azul). Para ellas, la renovación no debía ser solamente formal, sino que debía dar lugar a un pensamiento nuevo.
