Yahoo Search Búsqueda en la Web

Resultado de búsqueda

  1. Un día, el emperador de Japón le envió al emperador de la China un hermoso ruiseñor mecánico. Este ruiseñor estaba cubierto de gemas preciosas y también cantaba maravillosamente. Todo el mundo olvidó al humilde ruiseñor, y tristemente, el ave se fue volando. Toda la corte tachó al ruiseñor de ingrato y fue desterrado.

  2. El ruiseñor cantó deliciosamente, y las lágrimas llegaron a los ojos del emperador y rodaron por sus mejillas. El emperador estaba encantado y todo el pueblo hablaba del maravilloso pájaro. Un buen día llegó un gran paquete para el emperador que tenía escrita la palabra 'ruiseñor'.

  3. -¡Tenemos aquí un pájaro extraordinario, llamado ruiseñor! -dijo el Emperador-. Dicen que es lo mejor que existe en mi Imperio. ¿Por qué no me han hablado nunca de él? -Nunca he oído ese nombre -dijo el mayordomo-. Jamás ha sido presentado en la Corte. -¡Pues ordeno que venga aquí esta noche a cantar para mí! -dijo el Emperador-. El

  4. El ruiseñor (Nattergalen) es un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, famoso por sus cuentos para niños. Trata sobre un emperador que prefiere el tintineo de un lujoso pájaro mecánico al canto de un ruiseñor de carne y hueso; pero cuando se acerca la muerte del emperador, el ruiseñor le devuelve la salud.

  5. Todos deben oírlo cantar -dijo el Emperador; y así se hizo, y quedó la gente tan satisfecha como si se hubiesen emborrachado con té, pues así es como lo hacen los chinos; y todos gritaron: «¡Oh!», y levantando el dedo índice se inclinaron profundamente.

  6. Un día, el emperador de Japón le envió al emperador de la China un hermoso ruiseñor mecánico. Este ruiseñor estaba cubierto de gemas preciosas y también cantaba maravillosamente. Todo el mundo olvidó al humilde ruiseñor, y tristemente, el ave se fue volando.

  7. www.textos.info › hans-christian-andersen › el-ruisenorEl Ruiseñor - textos

    —¿Quieren que vuelva a cantar para el Emperador? —preguntó el pájaro, pues creía que el Emperador estaba allí. —Mi pequeño y excelente ruiseñor —dijo el mayordomo— tengo el honor de invitarlo a una gran fiesta en palacio esta noche, donde podrá deleitar con su magnífico canto a Su Imperial Majestad.