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tu amor, tan deleznable y pequeñita, que el aire de la ausencia lo marchita? Oye gemir la voz en mi garganta: Yo te he servido como a regia Infanta. Mendigo soy que amores solicita… ¡Oh limosna de amor! Piensa y medita que sin tu amor mi vida se quebranta. ¡Háblame! no hay tormento cual la duda: Si mi amoroso pecho te ha perdido
- María Elena Walsh
William Wordsworth; Y Z. Chistes . Frases . Memes . Gifs ....
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Piensa y medita. que sin tu amor mi vida se quebranta....
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una canción de burla y de desprecio a la sombra, al rocío y...
- María Elena Walsh
tu amor, tan deleznable y pequeñita, que el aire de la ausencia lo marchita? Oye gemir la voz en mi garganta: Yo te he servido como a regia Infanta. Mendigo soy que amores solicita… ¡Oh limosna de amor! Piensa y medita que sin tu amor mi vida se quebranta. ¡Háblame! no hay tormento cual la duda: Si mi amoroso pecho te ha perdido
William Wordsworth. ¿Por qué estás silenciosa? ¿Es una planta. tu amor, tan deleznable y pequeñita, que el aire de la ausencia lo marchita? Oye gemir la voz en mi garganta: Yo te he servido como a regia Infanta. Mendigo soy que amores solicita…. ¡Oh limosna de amor!
Extraños arrebatos de pasión he conocido (Strange Fits of Passion I Have Known) es un poema de amor del escritor inglés William Wordsworth (1770-1850), publicado en la antología de 1798: Baladas líricas (Lyrical Ballads).
Piensa y medita. que sin tu amor mi vida se quebranta. ¡Háblame! no hay tormento cual la duda: Si mi amoroso pecho te ha perdido. ¿su desolada imagen no te mueve? ¡No permanezcas a mis ruegos muda! que estoy más desolado que, en su nido, el ave a la que cubre blanca nieve. Autor del poema: William Wordsworth.
La excursión. [Poema - Texto completo.] William Wordsworth. «Cuando medito a solas en el hombre, en la naturaleza, en esta vida, veo alzarse ante mí series de imágenes. que acompaña un resquicio de delicia. pura, sin mezcla de tristeza. Y soy.
una canción de burla y de desprecio a la sombra, al rocío y a la noche callada y a la ventura firme y a todos los amores que descansan en esos tranquilos bosquecillos. Escuché a una paloma torcaz, el mismo día, cantando o recitando su doméstica historia. Su voz se sepultaba entre los árboles y en alas de la brisa me llegaba.
