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El frotis de sangre periférica confirma la presencia de blastos a modo de «células en forma de flor», que son linfocitos de tamaño medio-grande con núcleos con forma de pétalos y un patrón de cromatina áspera, CD4+ y CD25+ 34. Suelen confundirse con sombras de Gumprecht.
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índices de incidencia estandarizados por la edad de la...
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El material de control es preparado en el laboratorio nacional de referencia de Hematología, donde se extienden frotis de sangre correspondientes a pacientes con diagnóstico hematológico definido que una vez teñidos y montados son enviados a los participantes de la red del subprograma de morfología.
El folículo linfoide está formado por: Una zona periférica o manto folicular constituido por linfocitos pequeños de cromatina madura que todavía no han sufrido la transformación blástica. Una zona central o centro germinal con células linfoides blásticas.
Normalmente, los blastos siguen madurando en la médula ósea y luego comienzan a llevar a cabo las funciones establecidas transformándose en glóbulos blancos o glóbulos rojos. Los glóbulos blancos forman el sistema inmunológico y atacan y destruyen a las bacterias y a los virus invasores.
Para saber si el porcentaje de blastos en el organismo es normal, es preciso realizar un examen de recuento sanguíneo completo (CBC), que permite medir las células de la sangre, entendidas como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
Los blastos son precursores de leucocitos circulantes maduros. El blasto clásico es relativamente grande, tiene poco o ningún citoplasma visible y tiene un núcleo grande y redondo con un patrón de cromatina de grano fino. En la práctica, las explosiones pueden adoptar muchas formas diferentes.
Los blastos son precursores inmaduros de los glóbulos blancos, estos se forman dentro de la médula ósea de los huesos y normalmente NO deben encontrarse en los estudios de sangre periférica (biometría hemática). La prese...
